Milán respira diseño incluso en el aire. Estos días de Noviembre al recorrer Corso Monforte —la célebre calle de la luz—, sentí que cada escaparate era una obra en sí misma: lámparas suspendidas como constelaciones urbanas, reflejos que dialogaban con la piedra, y una armonía entre lo clásico y lo contemporáneo que solo esta ciudad sabe lograr.
Entre nombres icónicos como FontanaArte, Artemide, FLOS o Luceplan, la luz se convierte en lenguaje. No ilumina: expresa. Cada forma, cada sombra, parecía recordarme que detrás de toda lámpara hay una historia, una emoción, una intención estética.
Caminar por allí fue como recorrer una galería a cielo abierto, donde el vidrio, el metal y la idea se fusionan para crear atmósferas que inspiran. En cada vitrina sentí el pulso de lo que quiero para Moonlight Lamps: una luz que no solo adorne, sino que cuente algo del alma.
Milán me regaló esa certeza. Que la luz, cuando nace del arte, puede transformar un espacio en una experiencia. Y eso es exactamente lo que quiero seguir creando.
By Berlana Leal
Founder of Moonlightlamps
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